miércoles, 2 de abril de 2014

Euforia y el Jabón

Llegué a "El atlas de las nubes" por la película. En la película la parte que más me impactó fue cuando Somni descubre el "rastro" a donde iban a parar sus hermanas fabricadas y cómo era fabricado el sabroso "Jabón" que comía. El siguiente fragmento se ubica en esa parte.

Hae-Joo sacó del armario un par de monos de operario y dos semivisores; nos los pusimos, y los cubrimos con las capas para no despertar las sospechas de las caseras. Fuera hacía frío para lo avanzado de la estación, y me alegré de ir tan abrigada. Cogimos el metro hasta la terminal del puerto y luego nos subimos a una cinta transportadora que llevaba hasta el muelle, pasando junto a los grandes navíos transoceánicos. El mar nocturno era negro como el petróleo; uno de los barcos, sin embargo, ostentaba un par de luminosos arcos dorados y parecía un palacio submarino. Ya lo había visto, en una vida anterior.
-El arca de oro de Papa Song -exclamé, y le expliqué a Hae-Joo que era el barco que llevaba a las sirvientas de doce estrellas a Euforia, en Hawái.
(...) Había unos focos muy brillantes colgados de la pasarela; desde abajo, éramos invisibles. Además, no éramos intrusos, sino técnicos ocupados en tareas de mantenimiento.
La siguiente bodega era, en realidad, una celda cerrada. Encima de un estrado había una silla de plástico; de un monorraíl del techo colgaba un aparatoso casco, justo encima de la silla. Tres risueños Asistentes vestidos de rojo acompañaron a la fabricada hasta la silla. Uno de ellos le explicó que el casco le extraería el collar, tal y como prometía el Décimo Catecismo.
-Gracias, Asistente -farfulló emocionada la fabricada-. ¡Muchas gracias! Colocaron el caso en la cabeza de la Somni y se lo ajustaron al cuello; en ese momento, me fijé en el número de puertas de la celda. La conclusión me heló la sangre.

¿Qué tenía de extraño?
Solo había una puerta: aquella por donde había entrado la Somni. Sólo una. ¿Por dónde habían salido las precedentes? Un chasquido seco procedente del casco me hizo dirigir de nuevo la atención al estrado; la sirviente se desplomó con los ojos en blanco; el cable que conectaba el mecanismo del casco con el monorraíl se tensó de golpe; el casco comenzó a elevarse; la sirviente se enderezó; el cable a levanto de vilo. El cuerpo oscilaba en el aire; la sonrisa de entusiasmo que la muerte le fijó en el rostro se crispó a medida que la piel de la cara sostenía parte del peso. Un operario aspiró la manche de sangre de la silla; otro la limpió totalmente. El monorraíl transportó la carga en paralelo a nuestra pasarela, atravesó una cortina y entró en la siguiente bodega. Otro casco descendió sobre la silla de plástico, donde tres Asistentes acomodaban ya a la siguiente sirviente emocionada.
Hae-Joo me susurró al oído:
-A ésas no puedes salvarlas, Somni. Ya estaban condenadas cuando subieron a bordo.
No era del todo exacto; en realidad, estaban condenadas desde el uterotanque.
Otro chasquido: el casco arrastrando su carga. Esta vez era una Yoona.
No hay palabras que alcancen a describir el horror de aquel lugar; si no lo has presenciado es inconcebible.
Seguimos gateando hacia una cortina insonorizante. Los cascos transportaban los cadáveres a otra bodega iluminada con una luz violeta; al pasar por la cortina, la temperatura bajó de golpe; el fragor de la maquinaria era ensordecedor.
A nuestros pies apareció un matadero con una cadena de producción automatizada que no sé cómo se llaman.... Figuras empapadas de sangre de la cabeza a los pies, como si fuesen estampas sádicas del infierno. Aquellos demonios cortaban collares, desgarraban ropas, raspaban folículos, arrancaban la piel, amputaban manos y piernas, rebanaban carne, extraían vísceras... Tuberías de desagüe aspiraban la sangre.... El estruendo era descomunal.

Pero.... ¿por qué? ¿Qué sentido tenía semejante... carnicería?
La industria genómica precisa de una cantidad enorme de biomateria licuada para los uterotanques, pero, sobre todo, para el Jabón. ¿Qué medio más económico para obtener esa proteína que reciclar a las fabricadas a la conclusión de su vida productiva?
Además, las restantes "proteínas recuperadas" son utilizada por el Papa Song en la elaboración de los productos alimenticios que sirve a sus clientes en los restaurantes que tiene repartidos por toda Nea So Copros.

"El atlas de las nubes"
David Mitchell
Duomo Ediciones
Barcelona, 2012

No hay comentarios.:

Lectores