miércoles, 21 de mayo de 2014

Inglés obligatorio

El niño Carlos termina por enamorarse de la mamá de su mejor amigo. De un momento a otro explota y decide declararle su amor. Mariana, la mamá de su mejor amigo, lo ve con ternura, le explica que lo suyo es imposible... pero la situación no terminará ahí. Todos se enteran de lo sucedido, y los papás de Carlitos deciden mandarlo con el especialista.
"Las batallas en el desierto" de José Emilio Pacheco, un libro que todos los mexicanos debemos leer, en mi opinión. Sencillo pero hilarante y nostálgico. 


El psiquiatra me interrogó y apuntó cuanto le decía en unas hojas amarillas rayadas. No supe contestar. Yo ignoraba el vocabulario de su oficio y no hubo ninguna comunicación posible. Nunca me había imaginado las cosas que me preguntó acerca de mi madre y mis hermanas. Después me hicieron dibujar a cada miembro de la familia y pintar árboles y casas. Más tarde me examinaron con la prueba de Rorschach (¿Habrá alguien que no vea monstruos en las manchas de tinta?), con números, figuras geométricas y frases que yo debía completar. Eran tan bobas como mis respuestas. 

“Mi mayor placer”: Subirme a los árboles y escalar las fachadas de las casas antiguas, la nieve de limón, los días de lluvia, las películas de aventuras, las novelas de Salgari. O no: más bien quedarme en cama despierto. Pero mi padre me levanta a las seis y media para que haga ejercicio, inclusive sábados y domingos. 
“Lo que más odio”: La crueldad con la gente y con los animales, la violencia, los gritos, la presunción, los abusos de los hermanos mayores, la aritmética, que haya quienes no tiene para comer mientras otros se quedan con todo; encontrar dientes de ajo en el arroz o en los guisados; que poden los árboles o los destruyan; ver que tiren el pan a la basura. 
La muchacha que me hizo las últimas pruebas conversó delante de mí con el otro. Hablaron como si yo fuera un mueble. 
—Es un problema edípico clarísimo, doctor. El niño tiene una inteligencia muy por debajo de lo normal. Está sobreprotegido y es sumiso. Madre castrante, tal vez escena primaria: fue a ver a esa señora a sabiendas de que podría encontrarla con su amante.
—Discúlpeme, Elisita, pero creo todo lo contrario: el chico es listísimo y extraordinariamente precoz, tanto que a los quince años podría convertirse en un perfecto idiota. La conducta atípica se debe a que padre desprotección, rigor excesivo de ambos progenitores, agudos sentimientos de inferioridad: Es, no lo olvide, de muy corta estatura para su edad y resulta el último de los hermanos varones. Fíjese cómo se identifica con las víctimas, con los animales y los árboles que no pueden defenderse. Anda en busca del afecto que no encuentra en la constelación familiar. 

Me dieron ganas de gritarles: Imbéciles, siquiera pónganse de acuerdo antes de seguir diciendo pendejadas en un lenguaje que ni ustedes mismos entienden. ¿Por qué tienen que pegarle etiquetas a todo? ¿Por qué no se dan cuenta de que uno simplemente se enamora de alguien? ¿Ustedes nunca se han enamorado de nadie? Pero el tipo vino hacia mí y dijo: Ya puedes irte, mano. Enviaremos el resultado de los tests a tu papi.

"Las batallas en el desierto"

José Emilio Pacheco
Ediciones Era, 2011
México, D.F.

jueves, 15 de mayo de 2014

Marius le explica a Lestat porqué le rescató

Muy pocos seres buscan de verdad el conocimiento en este mundo. Mortales o inmortales, son escasos los que hacen preguntas. Al contrario, casi todos intentan extraer de lo desconocido las respuestas a las que ya han dado forma en sus propias mentes; justificaciones, confirmaciones, formas de consuelo sin las cuales serían incapaces de continuar adelante. Preguntar de verdad es abrir la puerta al torbellino.

"Lestat el vampiro"
Anne Rice
Ediciones B
Barcelona, 2013

viernes, 2 de mayo de 2014

La muerte según Lestat

Quizá, por algún sublime milagro, la Muerte está viva y nos toma en sus brazos, y esa figura que se acerca no es un vampiro, sino la personificación misma del paraíso y sus bienaventuranzas.
Y con ella nos alzamos más y más, hacia las estrellas. Dejamos atrás a los ángeles y los santos, dejamos atrás la luz misma y penetramos en la divina oscuridad, en el vacío, al tiempo que dejamos atrás la existencia. Y todos nuestros actos son perdonados y disueltos en el olvido.
La destrucción de Nicolas se convierte en un débil punto de luz que se desvanece. La muerte de mis hermanos se desintegra en la gran paz de lo inevitable.

"Lestat el vampiro"
Anne Rice
Ediciones B
Barcelona, 2013

jueves, 1 de mayo de 2014

Nicolas entre los recuerdos de Lestat

De vez en cuando, me parece que Nicolas y yo revivimos nuestras mejores conversaciones. «Estoy más allá de todo dolor y de todo pecado», me dice. «Pero ¿tú sientes algo?», le pregunto yo. «¿Es eso lo que significa verse libre de este estado? ¿Que uno deja de sentir?» ¿Que desaparecen la pesadumbre, la sed, el éxtasis? En esos momento, me resulta interesante que nuestro concepto de paraíso sea el de un éxtasis. Las bienaventuranzas del cielo. Y que nuestra imagen del averno sea la de un dolor. El fuego del infierno. Así pues, no nos parece demasiado bien no sentir nada, ¿verdad? (...)
Bendito silencio. Salvo el sonido del violín. Y los blancos dedos de Nicolas pulsando las cuerdas, y el arco moviéndose veloz bajo el foco, y los rostros de las marionetas inmortales, entre fascinadas y divertidas. Cien años atrás, los parisienses le habrán capturado. No habría tenido que arrojarse a la hoguera él mismo. Y también me habrían capturado a mí. Pero lo dudo.
No, jamás habría existido un lugar de las brujas para mí.
Ahora, Nicolas vive en mi recuerdo. Una piadosa frase mortal. ¿Y qué clase de vida es ésta? Si a mí no me gusta vivir aquí, ¿qué significará vivir en el recuerdo de otro? Nada, me parece. No estás realmente ahí, ¿verdad?

"Lestat el vampiro"
Anne Rice
Ediciones B
Barcelona, 2013

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