Aunque todo lo que pertenece al pasado no se pueda cambiar ni mover, el color del espacio que flota en las fotografías me asalta como si estuviera vivo.
Pensé en Miyamoto: quizás aquella noche estuviera hojeando un álbum de fotos con mi mismo estado de ánimo. Al igual que ella, yo también estaba marcada por las indelebles huellas del pasado, que flotaban en el presente como en un espacio suspendido. Quizás nos pareciéramos en eso.
Continué hojeando el álbum.
La caligrafía de mi padre en las notas que aparecían junto a algunas fotos.
Los garabatos de Mayu.
Todos fantasmas.
Que ahora yo, sentada aquí, miro.
"Amrita"
Banana Yoshimoto
TusQuets Editores
México, 2013
p. 60
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