tag:blogger.com,1999:blog-43685876735286052542024-03-13T09:14:15.897+09:00El club de lectores de libros del corazónNos gusta leer y muchas veces encontramos líneas interesantes que queremos recordar después...Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.comBlogger194125tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-90061291458539907582021-11-06T15:08:00.004+09:002023-10-03T11:09:45.190+09:00Vanity Fair<blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><p style="text-align: left;"><i>“¡Ah, Vanitas vanitatum” ¿Quién de nosotros es feliz en este mundo? ¿Quién de nosotros alcanza el logro de sus deseos, y, aun alcanzándolo, se encuentra satisfecho?”</i></p></blockquote><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9rqVQdIzPL0t_hOhPetiVPECiVVMfm_DKNc3iec24qe8JKq0qrcmr6zjoLFjGQ-sO2cYPq_mOwZu5jnlqUjOoj7RHTrk36H_nqqkQZ5x98GbrF4YWezzYUpm1NvAKccWvABJaoSx7kDo/s2048/Houghton_EC85_T3255_848vb_-_Vanity_Fair%252C_title.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1202" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9rqVQdIzPL0t_hOhPetiVPECiVVMfm_DKNc3iec24qe8JKq0qrcmr6zjoLFjGQ-sO2cYPq_mOwZu5jnlqUjOoj7RHTrk36H_nqqkQZ5x98GbrF4YWezzYUpm1NvAKccWvABJaoSx7kDo/w234-h400/Houghton_EC85_T3255_848vb_-_Vanity_Fair%252C_title.jpg" width="234" /></a>Así termina la larga novela de William Makepace Thackeray, “Vanity fair” (La feria de las vanidades). Es larga, lo suficiente para que se vuelva costumbre leerse un capítulo antes de dormir y echarla de menos cuando se ha llegado a su fin.</div><p> Es una novela que fue escrita por entregas entre los años 1847 y 1848 y que el autor pretendía que fuera una sátira de la sociedad aristocrática de Inglaterra. A pesar de que es una novela con 173 años, casi dos siglos si gusta redondear, bien se puede seguir aplicando a nuestros tiempos. Y supongo que es así porque en el fondo, la vanidad de la gente sigue siendo la misma. </p><p>Cuesta trabajo al principio tomarle el ritmo porque, al menos en la traducción que yo leí, intentaron respetar el estilo antiguo para transportarnos a principios del siglo XIX, que es donde acontece la novela, cuyo telón de fondo son las guerras napoleónicas.<br /> Nos encontraremos que el pronombre de objeto directo estará unido al verbo en pasado, que actualmente no es muy común usar en nuestra lengua cotidiana.</p><p> </p><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><p style="text-align: left;">“Amelia acababa de cumplir sus diecisiete años, y salía del colegio, terminada su educación. Era amiga íntima de Becky Sharp (único detalle de su conducta que no fue del agrado de la directora) e <b>invitóla</b> a pasar una semana a su lado, en la casa de sus padres…”</p></blockquote><p>La historia es narrada por el mismo escritor, que aparece como un narrador hasta cierto punto omnipresente ya que, en más de una ocasión utiliza el recurso de excusarse a no explicar algún pasaje o pensamiento por cuestiones morales. Supongo que, también, el miedo a la censura de la época sería suficiente amenaza para evadir situaciones que pusieran en peligro su buena moral.</p><p>Tal como se puede consultar en la Wikipedia, la novela empieza blanca e inocente, y nos presenta a una Rebecca Sharp, "Becky", que si bien despierta para su edad, es hasta cierto punto también inocente como su mejor amiga Amelia Sedley, de no serlo así, dudo mucho que ambas pudiesen ser amigas. Amelia, es una joven patética; sí, es dulce y amable, y llena de otras cualidades que se valoraban en la mujer de tiempos pasados (espero), pero es patética. Sólo vive y respira para su amor, un joven guapo del que está perdidamente enamorada. Y, debería decirlo aquí entre nosotros, el otro personaje principal, el mejor amigo de éste, William Doblin, que de entre todo el grupo de “no héroes”, él es el que más se aproxima al héroe. A mí, que este Doblin, también estaba enamorado, platónicamente, de su amigo George, esto es algo que no está ni sugerido a la ligera en la novela, por supuesto, sino que es presentado por el amor de la amistad entre hombres.</p><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><p style="text-align: left;">“Demasiado modesto Dobbin para atribuir el feliz cambio de circunstancias a su comportamiento generoso y varonil, creyó que era deudor de su buena suerte al pequeño George Osborne, a quien en lo sucesivo profesó un cariño como sólo brota en los tiernos corazones de los niños. Ya con anterioridad al incidente narrado le quería en secreto, pero después se convirtió en su criado, en su esclavo, en su perro. Para Dobbin, Osborne era un conjunto de todas las perfecciones, el más guapo, el más bravo, el más activo, el más listo, el más generoso de los niños de la creación.”</p></blockquote><p>Esta novela atrapa porque nos presenta no sólo el hilo de la ambiciosa Becky Sharp, sino también mantiene la intriga entre la relación de William Dobbin y Amelia Sedley.<br /> Si bien, Amelia solo tenía ojos para su George que era, un jugador y bastante egoísta y vanidoso, Dobbin, a su vez, está perdidamente enamorado de Amelia desde que se vuelven a encontrar cuando ella ya es toda una bella jovencita. Para resumir el caso de William Dobbin, es el peor<i> friend zone</i> que se haya podido narrar en una novela. Y, al igual que Amelia, también es patético durante toda la historia; no es sino hasta el final que, por fin, quizás un Dobbin pasado de los cuarenta, actúa con dignidad.</p><p>En la Wikipedia mencionan un hecho que es sumamente fácil de percibir. Al principio, la historia es limpia e inocente, tal como lo he mencionado pero, después de la batalla de Waterloo, empieza a tomar otro matiz, más sombrío y cruel. Makepace Thackeray empieza a matar a diestra y siniestra personajes, y nuestra audaz Becky llega a tal punto que provoca miedo.<br /> Becky es la anti-heroína principal de esta historia. Y es curioso que, a pesar de su comportamiento mezquino, provoque simpatía en el lector. </p><p>Es una novela muy larga, y hay momentos un poco tediosos que no aportan mucho al desarrollo de la trama pero que, ayudan a que, cuando surgen los puntos de tensión, el lector los pueda sentir casi en carne propia.<br />Para mí, el primer punto álgido de la historia es el inesperado matrimonio de Becky con Rawdon Crawley, que uno no se espera en lo absoluto. El siguiente es, mi momento favorito, cuando está el hermano de Amelia, el gordinflón y vanidoso Joseph, cenando fingiendo estar impertérrito ante los sonidos de los cañones hasta que tempestad de la guerra invade Bruselas.<br /> George, junto con su amigo William y Rawdon han partido a la batalla. Amelia, como era de esperarse, está destrozada, llorando por el miedo de perder a su temerario marido. En el hotel, queda una Becky quitada de la pena, pensando en cómo hacer sus business, e imaginando qué hará en caso de quedar viuda. Está la mujer del comandante O’Down que se ha quedado a cuidar a Amelia, ya que Becky ha sido rechazada y con justa razón por Amelia (este es otro punto fulminante, al menos para mí, que hace valer la pena leer la novela). <br /> Después de que Amelia se ha tranquilizado un poco, se retira a comer con Joseph, y éste útlimo, tan ingenuo y ridículo, intenta cenar como si no estuviese estallando una guerra allá afuera.<br /><br /></p><blockquote><p> La comandanta, a cuya nariz llegó el olorcillo de la sopa, supuso que estaría buena y aceptó, sin hacerse rogar mucho, la invitación de Joseph.<br />–¡Qué Dios bendiga la comida! –dijo al sentarse a la mesa, con entonación solemne–. ¡Ah… los pobres muchachos que hoy corren a la muerte la tendrán probablemente peor!<br /> La comida animó a Joseph, quien quiso brindar por el regimiento, o, mejor dicho, aprovechar un pretexto para beber un par de copas de champaña.<br />–Beberemos a la salud del comandante O’Dowd y de sus valientes tropas –dijo–. ¿Le parece a usted bien, señora O’Dowd? Llena las copas, Isidoro. </p></blockquote><blockquote><p>Isidoro dio de pronto un salto y la comandanta dejó caer el cuchillo y el tenedor. A lo lejos sonaba un ruido sordo, como el retumbar el trueno.</p></blockquote><blockquote>–¿Qué pasa? –gritó Joseph–. ¿Por qué no llenas las copas, tunante?<br /><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="text-align: left;"><blockquote style="text-align: left;"></blockquote></blockquote></blockquote>–C’est le feu! Contestó Isidoro corriendo hacia el balcón.<br /><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="text-align: left;"><blockquote style="text-align: left;"></blockquote></blockquote></blockquote>–¡Dios nos proteja! ¡Es el cañón! –exclamó la comandanta corriendo también hacia el balcón.<br /><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="text-align: left;"><blockquote style="text-align: left;"></blockquote></blockquote></blockquote>Segundos después, no parecía sino que toda la población de Bruselas se había lanzado a las calles.</blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote><p style="text-align: left;"></p></blockquote><p style="text-align: left;"></p></blockquote><p> Que el criado de Joseph se negase a llenar las copas fue un acto de insubordinación dada la situación. En tiempos de guerra, todo es válido y todos somos iguales. Esta situación me ha hecho recordar lo que pasó el año pasado, por nuestra amada pandemia (sí, estoy siendo sarcástica) cuando se acabó el papel de baño en las farmacias y supermercados y la gente peleaba por él. <br /> A mí, esta cena frustrada en Joseph y la comandanta O’Dowd, se me antojó completamente cómica. Y así lo retrataron en la adaptación al cine de 1935. Los ricachones en pleno jolgorio salen aterrorizados al escuchar los cañones. Ha sido un poco lamentable que en la estupenda serie que hicieron en 2018 no hayan reflejado esa teatralidad. </p><p>Momentos antes de esa cena, Becky se había presentado con su destrozada amiga Amelia. En esa escena será la única vez que veremos a una Amelia valiente, dejando a un lado su actitud patética que la caracteriza. En un principio, Becky ha sido humillada por George, por su pobreza. Luego, cuando Becky se casa con Rawdon y empieza a brillar en la sociedad, Becky aprovecha el momento para llevar una pequeña venganza, sin tomar en cuenta los sentimientos de su mejor amiga. Para ella es más importante humillar a quien la ha humillado. Si bien, la pobre huérfana no tiene nada salvo inteligencia y talento. Sabe hablar francés, sabe bailar y cantar, y saber tocar el piano. Ha aprendido a comportarse como una dama de la alta sociedad, y el pobre George, vano y vacuo, que carece de mayor sensibilidad, se enamora de esta nueva Becky.<br /> Los coqueteos por parte de ambos transcurren delante de la mirada lastimosa de Amelia. Hasta que, una vez sin su amado y preciado George, Amelia desata la furia que llevaba reprimida, le pregunta con una mezcla de decepción y odio el porqué ha seducido a su marido, y corre a la egoísta de Becky de su habitación. A pesar de que Amelia se comportó como una hermana para ella, a Becky no le importó recuperar su amistad… y cuando Amelia, después, cae en la pobreza nunca más se encontrará con la que presumía ser su mejor amiga. La una pobre y la otra irá ascendiendo en los peldaños de la feria de la vanidades, como lo diría Makepace Thackeray. <br /> No es hasta al final de la historia que se volverán a encontrar (te estoy hablando de quizás, 400 páginas después…) y resurgirá de nuevo la amistad para luego morir, como no podría ser de otra forma. <br /><br /></p><p> Como es lo usual, uno espera que los personajes no sufran golpes fuertes, y si los sufren, uno espera que salgan airosos de ellos. Pero en esta novela no se siente así. Uno espera que haya reconciliaciones, palabras de perdón, personajes que no mueran, herencias a favor de los virtuosos, un villano que se reforme y rectifique, un padre que salga de la quiebra, un largo etcétera, y nada de esto sucede. Cuando por fin, nuestros querido William Dobbin se hace de agallas y le dice sus buenas verdades a Amelia (alguien tenía que decíselas, por favor), uno empieza a aceptar que la historia terminará mal. Sin embargo, tiene final feliz… a pesar del destino del pobre Joseph. ¿Murió? ¿Lo mataron? Yo me inclino por lo primero. Estaba enfermo, y por sus excesos en la comida, uno se imaginaría que muere de ello.<br /> Sobre la serie hecha en 2018, son tan solo siete episodios. Para quien le ha gustado el libro, bien vale la pena ver esa mini-serie. <br />Hay bastantes líneas que me gustaron que luego iré dejando por aquí.<br /><br /></p><blockquote>‘...not a moral place certainly, nor a merry one, although very noisy – a world where everyone is striving for what is not worth having.’</blockquote><p></p><p></p>Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-17830280595669782582023-10-01T21:37:00.003+09:002023-10-02T21:08:08.518+09:00La vida se desperdicia <p class="p2" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 17px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 22px; text-size-adjust: auto;"><span style="font-family: UICTFontTextStyleBody;">La pequeña figura encorvada se acercó despacio a su bisnieto y le dio unos golpecitos fuertes en la rodilla.</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 17px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-size-adjust: auto;"><span class="s2" style="font-family: UICTFontTextStyleBody;">Eso tuvo la virtud de recordar a Zaphod que estaba hablando con un fantasma, porque no sintió nada en absoluto.</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 17px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-size-adjust: auto;"><span class="s2" style="font-family: UICTFontTextStyleBody;">-Sabes tan bien como yo lo que significa ser Presidente, joven Zaphod.</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 17px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-size-adjust: auto;"><span class="s2" style="font-family: UICTFontTextStyleBody;">Tú lo sabes porque lo has sido, y yo lo sé porque estoy muerto, y eso le da a uno una perspectiva maravillosamente clara. Allá arriba tenemos un dicho: </span><span style="font-family: UICTFontTextStyleBody;">«La vida se desperdicia con los vivos.»</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 17px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-size-adjust: auto;"><span class="s2" style="font-family: UICTFontTextStyleBody;"><br /></span></p><p class="p3" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 17px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-size-adjust: auto;"><span class="s2" style="font-family: UICTFontTextStyleBody;">“El restaurante del fin del mundo”</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 17px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-size-adjust: auto;"><span class="s2" style="font-family: UICTFontTextStyleBody;">Douglas Adams </span></p><p class="p3" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 17px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-size-adjust: auto;"><span style="font-family: UICTFontTextStyleBody;">1980</span></p><p class="p3" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 17px; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-size-adjust: auto;"><span style="font-family: UICTFontTextStyleBody;">1984, Editorial Anagrama </span></p>Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0Yokohama, Prefectura de Kanagawa, Japón35.4436739 139.63796397.1334400638211548 104.48171389999999 63.753907736178846 174.7942139tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-33331287696963828262022-05-14T11:31:00.003+09:002022-05-14T11:31:50.011+09:00El chiste del gato<p> —Claro —concedió Anne—. Pensé que lo habías comprendido. Él está dentro de cada uno de nosotros, y es una forma de vida superior como aquella a que nos estamos refiriendo. Su presencia sería, sin ninguna duda, más manifiesta. Pero... déjame que te cuente el chiste del gato.<br /> «Es muy breve y simple. Una anfitriona da una fiesta y tiene un magnífico filette de dos kilos y medio sobre la mesa de la cocina, con el que preparará la cena. Ella está conversando con los invitados en la sala... Toma unas copas y todo eso. Luego vuelve a la ccocina para freir el filete y se encuentra con que ha desaparecido. Y allí está el gato de la familia, en un rincón, lavándose tranquilamente el hocico.»<br /> —El gato se comió el filete —dijo Barney.<br /> —¿Lo hizo? —La anfitriona llama a los invitados; todos disccuten sobre el particular. El filete ha desaparecido, los dos kilos y medio; allí está el gato, que parece satisfecho y contento. «Pesemos el gato», sugiere alguien. Todos habían tomado unas copas de más; les parece buena idea. Así que se dirigen al cuarto de baño y pesal el gato en la báscula. Marca exactamente dos kilos y medio. Todos lo comprueban, y uno de los invitados dice: «Bien, eso es. Ahí está el filete». Todos se sienten satisfechos al saber lo que sucedió; tienen una prueba empírica. Entonces una duda asalta a uno de ellos, que exclama, confundido: «Pero ¿dónde está el gato?».</p><p><br /></p><p>"Los tres estigmas de Palmer Eldrich"<br />Philip K. Dick (Traducción Jordi Arbonés)<br />1964</p>Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-7992531281165427462021-09-11T15:54:00.001+09:002021-09-11T16:04:05.502+09:00El abogado del diablo<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVjUm1hjUk4kH1R_8ZbN03E4wHcf9bpbWe8OaZXyrAZcxNAwkm2pWJdWn3ZcLEKBlKSQr6bOVPSdFpigIVvSxRhiP3BU-2LVEhSjxLkh5UlNMTowV2GMH0MkZk5hGS2aS9rRkuJrgNCyA/s500/51Tvy7W1CjL.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="315" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVjUm1hjUk4kH1R_8ZbN03E4wHcf9bpbWe8OaZXyrAZcxNAwkm2pWJdWn3ZcLEKBlKSQr6bOVPSdFpigIVvSxRhiP3BU-2LVEhSjxLkh5UlNMTowV2GMH0MkZk5hGS2aS9rRkuJrgNCyA/s320/51Tvy7W1CjL.jpg" width="202" /></a></div><br />Cuando me di cuenta que ya no había marcha atrás, que por más esfuerzos que hiciera el contacto con el mundo donde se habla español menos se me permitía, fue cuando me resigné a buscar una forma que me mantuviera cercana a él. A lo largo de los años lo único que he notado, en cuanto a mis habilidades de <span _mstmutation="1">comunicación</span>, es que van de picada, deteriorándose sin poder evitarlo. A veces, no me doy a entender adecuadamente ni siquiera en mi lengua, lo cual, hay que decirlo con sinceridad, es canijamente frustrante. No me quiero desviar mucho del punto principal así que sólo me limitaré a decir que, sin importar lo ocupada que esté (porque siempre lo estoy), o lo achacosa que me sienta, dejaré un libro, un libro en español, al alcance de mi mano, y disfrutaré una lectura, aunque sea de diez o quince minutos, y le daré un espacio a mi cabeza para que se deleite con lo que naturalmente entiende. Grafías que entiende, grafías que no son ajenas, y dejaré que la naturalidad de los nativos me acompañe y le de consuelo a mis días. <br /><p></p><p>Quiero leer algo ameno, sencillo, sólo para que la mente se refresque, para que piense sin darse cuenta que lo hace. Debí haber tomado un libro de algún escritor hispano, pensé pero, ¿por qué no serían válidas las palabras del traductor? No importa, al final me dije, y me decanté por un título comercial. </p><p>"El abogado del diablo". Me sonaba de alguna parte, y cómo no, que la novela fue llevada a la pantalla grande y los personajes principales fueron interpretados por grandes estrellas de Hollywood. Sin embargo, siempre que tenía oportunidad de ver la película no me interesaba, me parecía aburrida la trama, abogados defensores, y ese rollo, y así dejaba pasar la ocasión. Nunca supe más de la cuenta, salvo algunos detalles, que seguramente Wins me platicara, ahora, no lo recuerdo más. Pero (SPOILER) sabía que Kevin era abogado y que por su actitud fría hacia la víctima inocente terminaba trabajando para Satán y las cosas no salían tan bien después. Aunque claro, siendo Keanu Reeves el rol principal, dudo que terminara en "<i>no happy ending</i>". <br />He dicho que no he visto la película pero cuando terminé de leer el libro me quedó tal confusión que tuve que buscar las reseñas, o a ver si alguien en este largo y enorme mundo, se le había ocurrido escribir algo y decir de qué iba el final. Leí un resumen muy completo pero de la película. Me di cuenta de las significativas diferencias entre la obra principal y el filme. </p><p>(Más spoiler). De las diferencias que me sorprendieron, y que me parecieron hasta cierto punto, más adecuadas fueron, primero, el final. Que Kevin había soñado que su esposa se había vuelto loca y que al verlo a él convertido en un ser demoníaco, decide quitarse la vida. Todo esto, un sueño, y todos felices al final. La otra diferencia que me llamó la atención fue que aquel caso que Kevin gana y que, en el libro, es motivo de su despido, era una mujer lesbiana que había atracado sexualmente a unas de sus estudiantes, una niña de 10 años. En la adaptación es un hombre el abusador. <br /><br />Ignoro qué tan grueso será el libro puesto que lo leí en el Kindle pero me lo leí en tres días. La lectura es muy fácil y aunque no hay tantos detalles, ni recursos lingüísticos, de esos que enamoran, la narración te atrapa y te hacen, como yo, querer leer el maldito final aunque ya sea media noche y al día siguiente tengas que madrugar. <br />Ahora que lo pienso, que escogiera este título no fue tan casual. Y es que, así como no queriendo, leí Knulp, poco a poco, línea a línea, semana tras semana. Leía sin intensión de hacerlo pero al final lo releí. Y como no pudo ser de otra manera terminé llorando. Recordé al instante lo triste que escribe Hesse, y recordé aquella otra tristísima historia "Bajo la rueda". Y recordé un montón de cosas tristes que no eran necesarias recordarlas. Por eso para quitarme el repentino sentimiento me acerqué a un título como este de Neiderman.</p><p>A pesar que es un libro que te mantiene al filo de la intriga, no hubo ningún pasaje que me gustara. Quizás el principio, (spoiler) cuando Richard Jaffee se tira desde su piso, que es lo que dejaré por aquí. </p><p><br /></p><p>"Richard dejó la cartera, echó un vistazo al apartamento y a continuación atravesó lentamente la sala de estar hasta llegar a la terraza, que le proporcionaba una de las vistas más bonitas del río Hudson. Sin embargo, no se detuvo a admirar el panorama. Siguió andando con la determinación de quien siempre ha sabido exactamente adónde va. Acto seguido se subió a la tumbona para poner el pie izquierdo en la pared y apoyándose en la baranda de hierro colado se izó sobre el antepecho. Después, con un movimiento ágil y rápido, se agachó como si quisiera coger la mano de alguien que estuviera colgado en el vacío y se lanzó de cabeza a la calzada, quince plantas más abajo." (El abogado del diablo, Andrew Neiderman, 1990). </p>Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-29407618195892100952020-08-30T16:59:00.002+09:002020-08-30T17:00:13.668+09:002020<p> 2020. Pandemia y teletrabajo. No salir de casa por días. Leer, intentar leer en los ratos que la cabeza está lúcida. </p>Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-29046057724806310182015-03-10T00:34:00.002+09:002015-03-18T19:37:42.067+09:00La capa de Dazai <span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Definitivamente, la vida es una gran espiral de fichas de dominó: cuando le pegas a la última terminarás tumbando la primera sin importar que haya mil fichas más entre ellas dos.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> La ficha de dominó llamada Dazai Osamu me pegó sin esperarlo, qué va, ni siquiera imaginarlo, a pesar de lo evidente que era.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> La primera vez que lo tuve enfrente, por así decirlo, fue cuando "Yarō Sensei" se empecinó a que tenía que leer más en japonés porque yo era la peor de la clase, y según su "criterio" se debía a que "yo no estudiaba". Pareciera que Yarō Sensei nunca le dio clases a occidentales, y ésta pensaba que un mexicano puede aprender "naturalmente" kanji como lo hace un chino. En fin, le vi el lado amable a la situación y acepté la ayuda. Así llegó "<i>Hashire Meros</i>" (Corre, Meros), con una portada que más bien parecía un manga de baja calidad. Esto fue hace, ¿tres años? El lomo era color verde fosforescente.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Ya en Tabata, sentada en mi escritorio, intenté leer la primera página... Y no pasé de ella. <i>Shiranai kanji, shiranai kanji, shiranai kanji BAKKARI</i>... Lejos de sentirme curiosa por querer saber qué diablos estaba escrito ahí, me sentí decepcionada de mí, del japonés, de Yarō Sensei, de la escuela...</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Regresé el libro sin leer y sin ninguna gana de buscarlo en español para, de perdido, saber de qué se trataba la tan famosa novela, o quién era ese tipo, ese tal Dazai Osamu que la había escrito.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> Heme aquí ahora, tres años después, con cámara en mano enfrente al Salón Literario dedicado a Dazai Osamu. La primavera se acerca como una tímida doncella virginal en su primera noche de amor, y la verdad, el domingo hizo frío y era un día de esos que no me gusta tomar fotos, sí, un día sin sol (un lente con F1.4 me haría sentir menos preocupada pero, Dios, este año, es mi año de las vacas flacas, y ahora debo ahorrar yenecito por yenecito, impensable comprar un nuevo objetivo). Me aguanté y salí con mi único lente (cuya apertura empieza desde el F3.5). Tampoco tengo filtro de ningún tipo. Los reflejos en las puertas, en las vitrinas, en todo vidrio, quedó irremediablemente estampado en las fotografías.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> El saloncito me pareció modesto, y la Dama Misterio me insistía "pero mira, ¿cuál de los otros autores japoneses tiene su salón? ¿Y quién tiene su ruta?".</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> La Dama Misterio tiene toda la razón. El autor aún mueve el corazón de la gente, aún tiene su <i>pegue</i>, pues. En el salón están las obras de Dazai en sus primeras ediciones. Y hay una barra de cantina para evocar la barra en la que bebía su whisky el escritor japonés. Y bien, estamos en Tokio, y el merchadising está en todo recoveco de la ciudad, hasta en lo más sobrio. Detrás de la barra tenían hasta galletitas con la silueta de Dazai a un precio que preferí no indagar.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Galletas, plumas, legajos, pañuelos, playeras...</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> Todo me pareció un tanto trivial hasta que apareció<i> la capa</i>.</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">En el salón tienen una replica de la capa que solía vestir el escritor. Cuando la vi no pensé nada en particular, tampoco sentí emoción. Entonces, le dije a la Dama Misterio que se la probara y que le tomaría una foto. Pero ella, con un pudor peculiar, se negó y me pidió que yo la vistiera primero. Es parte del recorrido, pensé, y entonces, dejé que una de las mujeres que atienden el salón me la pusiera y me abrochara los botones. Por un momento dejé de ser la cosa que soy y me sentí el hombre, el mujeriego, el sensible, el incomprendido, el literato, el artista, el suicida. Por un momento el tiempo se detuvo, y Mitaka dejó de ser el barrio del Tokio Radioactivo para ceder a un espíritu que está oculto en sus calles, en sus barrios, y se convirtió en aquello que la nostalgia utiliza para causarnos comezón en el alma. La sensación duró lo que suele durar un chasquido...</span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> La Dama Misterio me regaló una playera con el estampado de la obra 櫻桃 y una pluma con lapicero. </span><br />
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"> Ahora, hay una promesa para junio: visitar la tumba de Dazai Osamu.</span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcSmlagZGQCa-1Pb400_tJOHRL1hWNVGvPUYGkVPPP0JaW5-regJkOA0dBSEiTfV3gpczgfyt0VQgFYIf9e18jeDDM2dIqsRmQ4ZN4bzBHqx2fFC8NznW0EgDtS_5UuMNwUtcma8iTlfg/s1600/IMG_0601.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcSmlagZGQCa-1Pb400_tJOHRL1hWNVGvPUYGkVPPP0JaW5-regJkOA0dBSEiTfV3gpczgfyt0VQgFYIf9e18jeDDM2dIqsRmQ4ZN4bzBHqx2fFC8NznW0EgDtS_5UuMNwUtcma8iTlfg/s1600/IMG_0601.jpg" height="320" width="240" /></a></div>
<br />Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-76301519138402358012015-02-26T00:03:00.001+09:002015-02-26T00:06:18.288+09:00Traicionado por su esposaUna amiga me convenció de traducir esta historia de Osamu Dazai. Según lo que me platicó ella, esta fue la primera historia que escribió el autor. Honestamente, ya tenía mucho de no traducir cosas así (sí he estado traduciendo en estos meses pero sólo panfletos turísticos o de evacuación... que no es lo mismo que traducir literatura). Será que había abandonado por completo mi idea de traducir (cosas así) que con dificultad tomé las tres hojas de la historia y empecé a trabajar. Tan sólo tres hojas y me metí en la historia...<br />
Los personajes: el protagonista, su amigo Shiota, la esposa del protagonista y "Tetsu".<br />
La historia: ubicada en la década de los 20's, Tetsu ha venido a Tokio a visitar a su novio Shiota (que es el amigo del protagonista). La pobre se lleva la sorpresa que Shiota ya no la ama y la manda de regreso al pueblo en <i>el tren</i>. El protagonista se ofrece tontamente a despedir a Tetsu a la estación. Obliga a su esposa a que lo acompañe pensando que, al ser las dos chicas de familia pobre, seguro sabría cómo consolar a Tetsu.<br />
En el relato se menciona muchas veces el nombre de Tetsu. Y siento que es a propósito, no sólo mencionarlo, sino hasta la elección del nombre. "Testu" significa "hierro". El tren y Tetsu hubiera sido mi título.<br />
<br />
"El tren"<br />
Osamu Dazai<br />
Historia original en japonés: <a href="http://www.aozora.gr.jp/cards/000035/files/312_34638.html">http://www.aozora.gr.jp/cards/000035/files/312_34638.html</a><br />
<br />
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<!--EndFragment--><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 11.0pt;">Echando
humo negro y entre una fría lluvia, el tren número 103 esperaba a que diera la
hora de su salida. Caminamos buscando a Tetsu cuidadosamente en cada ventanilla del
tren. Ella estaba sentada en el vagón de tercera clase justo detrás de la
locomotora. Yo la había visto una vez, hace tres o cuatro años, cuando Shiota
me la presentó. Al ver su rostro de nuevo noté que había empalidecido
muchísimo, y el área del mentón le había engordado. Ella no había olvidado mi
cara, así que cuando le hablé, de inmediato sacó medio cuerpo por la ventanilla
del tren, y me regresó alegremente el saludo. Le presenté a mi mujer. La razón
por la cual le había pedido a mi esposa que me acompañara era que, al igual que
Tetsu, ella era una chica de familia pobre. Estaba convencido que mi esposa era
la más adecuada para consolarla. Sabría qué palabras ambles decir y qué actitud
tomar delante de ella. Sin embargo, me traicionó completamente. Tetsu y mi
esposa sólo se saludaron haciendo una reverencia en silencio como dos damas de
sociedad. Me sentí profundamente incómodo y me quedé ahí golpeteando con el
mango de mi paraguas un código en el costado del tren, de pintura blanca y en
donde estaba escrito en pequeñito “SUHAFU 134273”. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<br />
<div align="left" class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: widow-orphan; text-align: left; text-autospace: none;">
<span lang="JA" style="font-family: "MS 明朝"; mso-ansi-language: EN-US; mso-ascii-theme-font: minor-fareast; mso-bidi-font-family: Times; mso-fareast-font-family: "MS 明朝"; mso-fareast-theme-font: minor-fareast; mso-font-kerning: 0pt; mso-hansi-theme-font: minor-fareast;">一〇三号のその列車は、つめたい雨の中で黒煙を吐きつつ発車の時刻を待っていた。私たちは列車</span><span style="font-family: 'MS 明朝';">の窓をひとつひとつたんねんに捜して歩いた。テツさんは機関車のすぐ隣の三等客車に席をとってい</span><span style="font-family: 'MS 明朝';">た。三四年まえに汐田の紹介でいちど逢ったことがあるけれども、あれから見ると顔の色がたいへん
あご</span><span style="font-family: 'MS 明朝';">白くなって、 頤のあたりもふっくりとふとっているのであった。テツさんも私の顔を忘れずにいて呉</span><span style="font-family: 'MS 明朝';">れて、私が声をかけたら、すぐ列車の窓から半身乗り出して嬉しそうに挨拶をかえしたのである。私</span><span lang="JA" style="font-family: 'MS 明朝';">はテツさんに妻を引き合せてやった。私がわざわざ妻を連れて来たのは妻も 亦テツさんと同じように
貧しい育ちの女であるから、テツさんを慰めるにしても、私などよりなにかきっと適切な態度や言葉 をもってするにちがいないと独断したからであった。しかし、私はまんまと裏切られたのである。テ
ツさんと妻は、お互に貴婦人のようなお辞儀を無言で取り交しただけであった。私は、まのわるい思 いがして、なんの符号であろうか客車の横腹へしろいペンキで小さく書かれてある
スハフ</span><span lang="EN-US" style="font-family: 'MS 明朝';">134273</span><span lang="JA" style="font-family: 'MS 明朝';">という文字のあたりをこつこつと洋傘の柄でたたいたものだ。</span></div>
<br />
<br />
<br />Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-24127145497892457222015-01-30T00:06:00.002+09:002015-01-30T00:06:50.210+09:00«Aki no está» Tampoco estaba cuatro meses atrás. La dejamos en Japón cuando vinimos de viaje de estudios, los de la clase de bachillerato. Desde una ciudad japonesa cerca de Australia hasta una ciudad australiana cerca de Japón. En una ruta así, no hay que hacer escala a medio camino para repostar combustible. Por esa curiosa razón aquella ciudad había entrado a mi vida. La había encontrado hermosa. Todo cuanto veía me parecía diferente, exótico, fresco. Aki existía. Aki lo estaba viendo a través de mis ojos. Pero ahora, vea lo que vea, no siento nada. ¿Qué diablos debería mirar yo aquí?<div>
Eso es porque Aki se ha ido. Porque la he perdido Ya no hay nada que desee ver Ni en Australia, ni en Alaska, ni en el Mediterráneo, ni en la Antártida. En este mundo, vaya a donde vaya, siempre me sucederá lo mismo. Por más maravilloso que sea el paisaje que tenga ante los ojos, nunca me emocionaré; la más hermosa de las vistas no me gustará. Ha desaparecido la persona que me hacía desear ver, saber y sentir..., incluso vivir. Ella ya no volverá a estar jamás a mi lado. </div>
<div>
Sólo cuatro meses. Sucedió en el tiempo en que una estación da paso a otro. Una chica se fue sin más de este mundo. Un hecho insignificante, sin duda, si a ella la consideras uno entre seis mil millones de seres humanos. Pero yo no estoy con esos seis mil millones. A mí, una sola muerte me ha despojado de todas mis emociones. Aquí es donde estoy yo. Donde me encuentro sin ver nada, sin oír nada, sin sentir nada. Pero ¿estoy aquí realmente? Y si no, ¿dónde estoy, entonces?</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<b>"Un grito de amor desde el centro del mundo"</b></div>
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Kyoichi Katayama</div>
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Editorial Punto de Lectura, México</div>
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2001</div>
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<br /></div>
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Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-71030019046388199372015-01-28T19:28:00.003+09:002015-01-28T19:28:25.223+09:00Sueño con Aki Dirigí los ojos hacia la pequeña urna que la madre de Aki llevaba en los brazos. Dentro de aquella urna vuelta en un precioso brocado, ¿estaba realmente Aki?<br />
Poco después de que despegara el avión, me dormí. Y tuve un sueño. Soñé con Aki, cuando todavía estaba bien. En el sueño, ella me sonreía. Con su sonrisa de siempre, un poco cohibida. «¡Saku-chan!», me llamaba. Su voz permanece claramente en mis oídos. «¡Ojalá el sueño fuera realidad y la realidad fuese un sueño!», pienso. Pero es imposible. Por eso, al despertarme, siempre estoy llorando. No es porque esté triste. Es que, cuando regreso a la realidad desde un sueño feliz, me topo con una fisura que me es imposible franquear sin verter lágrimas. Y eso, por más veces que me ocurra, siempre es así.<br />
<br />
<b>"Un grito de amor desde el centro del mundo"</b><br />
Kyoichi Katayama<br />
Editorial Punto de Lectura, México<br />
2001Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-80151084985810729732015-01-22T19:35:00.000+09:002015-01-22T19:35:41.456+09:00Martes, 19 de enero (de 1926)Martes, 19 de enero<br />
<br />
Vita me ha dejado hace un momento (20 minutos; ahora son las 7). ¿Cuáles son mis sentimientos? De una turbia niebla de noviembre; las luces mortecinas y húmedas. Yo caminaba hacia el sonido de un organillo de Marchmont Street. Pero esto se dispersará; entonces la querré, clara e inconfundiblemente. Y luego no... y así sucesivamente. Éste es el sentimiento humano normal, creo. Uno desea terminar las frases.Uno dese ese ambiente... para mí tan rosado y tranquilo. Ella no es inteligente; pero sí abundante y fructífera; también sincera. Utiliza tantas fuentes de vida: reposo y variedad, fue su propia expresión, sentada en el suelo esta tarde bajo la luz de gas. Anoche cenamos en el Ivy con Clive; luego ellos tenían una fiesta, de la que yo me abstuve. Oh, y mezclado con todo esto está el hecho vigorizante de haber empezado de nuevo mi novela, en el estudio, por primera vez esta mañana. Todas estas fuentes juegan en mi ser y se entremezclan. Siento una falta de estímulo, de días señalados, ahora que Vita se ha ido; cierto patetismo común a todas estas despedidas; y ella tiene 4 días de viaje por la nieve.<br />
<br />
<b>Diarios 1925-1930</b><br />
Virginia Woolf<br />
Editorial SiruelaMinako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-61350341915628256212014-12-09T02:07:00.001+09:002014-12-09T02:07:15.451+09:00Tiro en la frente Coche tras coche de la línea Osaka-Kobe —construidos mucho más sólidamente que los trolebuses, tan oscuros y macizos como jaulas de fieras— llegaban, ululaban su silbido y vomitaban una multitud de viajeros a cambio de otra (que inmediatamente engullían) y se marchaban a Osaka. Llegaba un coche cada pocos minutos. Haciendo acopio de todo mi valor, me puse en pie y me acerqué a la puerta de control de billetes, pero entonces el corazón empezó a lastimarme salvajemente y las piernas se negaron a llevarme más lejos. Me pareció haber sido paralizado por un espantoso hechizo. Me volví tambaleante hacia el banco.<br />
—¿Ricksha, señor?<br />
—No, estoy esperando a alguien —le dije al hombre—. Voy a Osaka—. Pero después de haberme librado de él me quedé donde estaba. «Voy a Osaka», había respondido, pero no sé por qué sonó en mis oídos «voy a morir». Qué asombro hubiera sentido el hombre de la ricksha si se me hubiesen cerrado los ojos y me hubiese quedado en el sitio: una cosa tan brusca como la muerte de Svidrigailof en <i>Crimen y Castigo</i> («¡Si alguien te pregunta, dile que me he ido a América!»), cuando se apoyó la pistola en la frente y se pegó un tiro.<br />
<br />
<b>"Terror"</b><br />
Yunichiro TanizakiMinako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-56448505017872879132014-12-07T19:47:00.000+09:002014-12-07T19:47:21.104+09:00Arrancar cabelloMomentos después dejaba caer la mano y miraba estupefacto. Vio una figura fantasmal inclinada sobre un cadáver. Parecía una vieja, enjuta, canosa, con aire de monja. La tea de pino que traía en la mano derecha le servía para asomarse a mirar el rostro de una muerta de largo pelo negro.<br />
Sobrecogido de horror más que de curiosidad, se olvidó incluso de respirar por un tiempo. Sintió que el cabello y la piel se le erizaban. Mientras observaba aterrado aquella escena, la vieja calzó la tea entre dos tablas del suelo y, agarrando el cadáver por la cabeza, comenzó a arrancar uno a uno sus largos cabellos igual que una mona despioja a su prole. Aquellas hebras se desprendían suavemente al compás de sus manos.<br />
Mientras la miraba arrancar los cabellos sintió que el miedo que llevaba metido en el corazón se desvanecía y que en su lugar brotaba un enconado odio a la vieja. Era un odio que trascendía, convirtiéndose en una devoradora aversión contra las formas del mal.<br />
<br />
<b>"Rashomon"</b><br />
Ruynosuke AgutagawaMinako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-81126215702123100642014-11-30T22:46:00.002+09:002014-12-01T08:49:13.019+09:00Crecer espiritualmenteSon las circunstancias excepcionalmente adversas o difíciles las que otorgan al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo. En vez de aceptar las dificultades del campo como una prueba de su entereza humana, juzgaba su situación como un error o un paréntesis del destino, como algo privado de cualquier consistencia existencial. Preferían cerrar los ojos y refugiarse en el pasado. Para esas personas se oscurece el sentido de la vida, la vida pierde todo su sentido<br />
<br />
<b>"El hombre en busca de sentido"</b><br />
Victor Frankl<br />
Editorial Herder<br />
p.97Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-69460420631565684252014-10-29T16:29:00.003+09:002014-10-29T16:29:49.087+09:00Mayu Quizás en aquel momento a los dos nos vino al pensamiento Mayu.<br />
Por alguna razón, el sol, la conversación sobre mi hermano, la atmósfera de aquel día, me había inducido fuertemente a pensar en Mayu, en el hecho de que ella estuviera entre Ryūichirō y yo. En aquel cielo, en aquel paisaje, había algo que se le parecía tanto que me extrañaba no haber pensado en ella hasta ese momento.<br />
Sus dientes blancos como las perlas, las manos que, siempre, desde niña, había tenido pequeñas.<br />
Su espalda, sus hombros encorvados mientras comía sandía. Sus piernas estiradas, las uñas de los pies pintadas.<br />
Los reflejos castaños de sus cabellos recién pintados.<br />
Todo eso. Le gustaba los días de buen tiempo, y los que más le importaba de un apartamento era que estuviera bien orientado al sol.<br />
Su sonrisa, su sonrisa infinitamente delicada, de una dulzura especial, su risa, que se expandía como círculos en el agua, resonante como una campanilla.<br />
Todas estas imágenes de Mayu volvieron a presentárseme de improviso con una vitalidad impresionante, y el deseo de verla se hizo apremiante, doloroso, insostenible.<br />
Parecía absurdo que por primera vez desde su muerte sintiese precisamente bajo aquel cielo extranjero un deseo tan fuerte de ver a mi hermana, con la que nunca más podría reunirme. Creo que fue porque hasta ese momento había alimentado en alguna parte de mi corazón una especie de resentimiento hacia ella, como si me hubiera sentido ofendida, traicionada por ella por haber muerto antes que yo, pensando sólo en ella.<br />
<br />
<b>"Amrita"</b><br />
Banana Yoshimoto<br />
TusQuets Editores<br />
México, 2013<br />
p.208Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-16025865510333193552014-10-29T16:18:00.000+09:002014-10-29T16:18:07.065+09:00Kozumi —Nací en un pueblo de pescadores de la provincia de Shizuoka —sonrió Kozumi—. Creo que mi padre era tío de mi madre. O quizá tuvieran una relación de parentesco todavía más estrecha, no estoy seguro. —No especificó nada más al respecto—. Pero todos mis hermanos tenían un aspecto completamente normal.<br />
(...)<br />
—Mis padres eran unas personas muy corrientes. Mi padre era un pescador fuerte y robusto, y mi madre, la típica mujer gorda de pueblo. Los dos eran muy buena gente, todos los vecinos los querían. Tuvieron cinco hijos. Un chico y una chica mayores que yo, y otros dos chicos más pequeños. Como la casa no tenía muchas habitaciones, dormíamos los cinco juntos. Nuestra madre nos regañaba, porque armábamos tanto jaleo que era imposible dormir. Siempre estábamos contentos, todos y cada uno de los días de nuestras vida. Así transcurrió nuestra infancia.<br />
»La hora de la cena también era un auténtico barullo, éramos tan alegres y alborotábamos tanto que reinaba una confusión total. Mi hermano y mi hermana, algo más mayores, cuidaban de nosotros, los tres pequeños. Dejadme que os lo diga, éramos felices. Para que os hagáis una idea, de pequeño nunca sufí por el hecho de tener la piel más clara que los demás.<br />
»Yo sentía que era diferente a mis hermanos en algo, pero no en eso. A veces, no sabía por qué, tenía premoniciones: sabía qué tiempo haría, si alguien se haría daño, las notas de los exámenes escritos. Cosas sin importancia.<br />
»Pero había una cosa que me daba mucho miedo y que no me atrevía a confiar a nadie. Cuando se hacía de noche y seguíamos alborotando como siempre a la tenue luz de una lamparilla, oíamos acercarse los pasos de mamá. La puerta se abría de repente y ella gritaba: "¡Basta ya, a dormir!". Nos reíamos, nos poníamos a hablar en voz baja... y finalmente nos quedábamos dormidos. Yo también dormía como un lirón. Acababa un día hermoso y el siguiente sería igual de feliz.<br />
»Pero a veces me despertaba de pronto en mitad de la noche. No me sucedía con frecuencia, creo que una vez al año.<br />
»Me despertaba tan bruscamente que pensaba que alguien había encendido la luz. Siempre sucedía así. Después percibía un olor a azufre. "¿Qué será?", me preguntaba, y lo primero que se me ocurría era que alguien se había tirado un pedo. Pero no se trataba de un olor tan banal. Era un olor del que me resultaba imposible liberarme: parecía provenir de mi propio cerebro. Yo miraba a mis hermanos: iluminados por la luz de la luna y por la de la lamparilla, dormían inmóviles como muertos, pero con la sana respiración del sueño. Era una escena tranquila y sosegaste. Me quedaba contemplando el rostro de mi hermana, las cejas esperar de mi hermano mayor, las naricitas de mis hermanos pequeños. Me parecían más débiles, más vulnerables que de día, y eso me entristecía un poco. Pero a la mañana del siguiente día todos se despertarían alborotando, se pelearían por entrar en el cuarto de baño, verían la televisión, serían antipáticos y adorables. Volvería la alegría y yo ya no estaría solo. Pensar en eso me hacía feliz, sentía que dentro de poco me quedaría dormido. Pero el olor a azufre no se iba. Después, de repente, una voz susurraba algo, siempre lo mismo. "Sólo quedarás tú", decía.<br />
<br />
<b>"Amrita"</b><br />
Banana Yoshimoto<br />
TusQuets Editores<br />
México, 2013<br />
p.167Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-76299998694781710342014-10-28T11:25:00.002+09:002014-10-28T11:27:29.707+09:00TelevisorMe acordé de una frase de Yõko Ono que había leído en algún sitio.<br />
Decía más o menos así: «A menudo pensamos que el televisor es como un amigo, pero en realidad no es muy diferente a un muro. De hecho, aunque entre un ladrón y mate al dueño de la casa, el televisor continúa transmitiendo como si nada».<br />
<br />
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<b>"Amrita"</b></div>
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Banana Yoshimoto</div>
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TusQuets Editores</div>
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México, 2013</div>
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p. 133</div>
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Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-64436362420751925282014-10-28T11:19:00.000+09:002014-10-28T11:19:24.927+09:00La zona muertaSi le había ocurrido al protagonista de<i> La zona muerta</i>, que había sufrido una lesión cerebral, por qué no iba a ocurrirme a mí.<br />
Pero da igual, no me importa morir.<br />
He llevado una vida interesante y no me arrepiento de nada. Yo, que no tengo ni obras, ni herencia, ni hijos, ni nada para dejar, desapareceré así, en un instante.<br />
<br />
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<b>"Amrita"</b></div>
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Banana Yoshimoto</div>
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TusQuets Editores</div>
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México, 2013</div>
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Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-48235364687333781652014-10-27T11:14:00.000+09:002014-10-28T11:15:18.496+09:00Todos fantasmasMiré la foto en la que se nos veía a mi padre y a mí jugando en el parque, en una caja de arena. Aún podía percibir el olor a aire húmedo de aquel día. En otra de las fotos aparecían él y mi madre jugando en la playa, bajo un sol abrasador.<br />
Aunque todo lo que pertenece al pasado no se pueda cambiar ni mover, el color del espacio que flota en las fotografías me asalta como si estuviera vivo.<br />
Pensé en Miyamoto: quizás aquella noche estuviera hojeando un álbum de fotos con mi mismo estado de ánimo. Al igual que ella, yo también estaba marcada por las indelebles huellas del pasado, que flotaban en el presente como en un espacio suspendido. Quizás nos pareciéramos en eso.<br />
Continué hojeando el álbum.<br />
La caligrafía de mi padre en las notas que aparecían junto a algunas fotos.<br />
Los garabatos de Mayu.<br />
Todos fantasmas.<br />
Que ahora yo, sentada aquí, miro.<br />
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<b>"Amrita"</b></div>
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Banana Yoshimoto</div>
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TusQuets Editores</div>
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México, 2013</div>
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p. 60<br />
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Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-51523848772361114652014-10-28T11:14:00.000+09:002014-10-28T11:14:05.448+09:00CompartirYo no me considero una persona normal.<br />
Me he dado un golpe en la cabeza, tengo una familia complicada y diversos problemas. Todo ello me provoca cierta inquietud.<br />
Así que no hago más que pensar en el significado de la vida y en cosas por el estilo, pero no me apetece compartir estos pensamientos con los demás. Porque, además, aunque uno no hable de ellos, acaba compartiéndolos igualmente. No es necesario hablar de ellos y comprenderlos juntos. Hacerlo es una equivocación. Cuando se empieza a contar algo precioso, ese algo se desgasta de forma progresiva. La gente se tranquiliza así, pero no se da cuenta de que, al final, de esos pensamientos importantes sólo quedan los contornos.<br />
<br />
<b>"Amrita" </b><br />
Banana Yoshimoto<br />
TusQuets Editores<br />
México, 2013<br />
p.71Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-8572998121293674352014-09-03T08:11:00.001+09:002014-09-03T08:11:30.760+09:00台所で息絶えるいつか死ぬときがきたら、台所で息絶えたい。ひとり寒いところでも、誰かがいてあたたかいところでも、私はおびえずにちゃんと見つめたい。台所なら、いいなと思う。<br />
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「キッチン」<br />
吉本ばなな<br />
角川文庫<br />
1991年、日本Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-76819701046332938592014-07-15T09:41:00.002+09:002014-07-15T09:41:47.900+09:00Muchedumbre<i>José Enrique Rodó escribió este ensayo en 1900. Critica el imperialismo estadounidense que se viene filtrando en las jóvenes democracias latinoamericanas. Ensayo más que pragmático, poético. </i><br />
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Y fue entonces, tras el prolongado silencio, cuando el más joven del grupo, a quien llamaban Enjolrás por su ensimismamiento reflexivo, dijo, señalando sucesivamente la perezosa ondulación del rebaño humano y la radiante hermosura de la noche:<br />
—Mientras la muchedumbre pasa, yo observo que, aunque ella no mira al cielo, el cielo la mira.<br />
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<b>"Ariel"</b><br />
José Enrique Rodó<br />
Red Ediciones, 2011Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-323727075605806862014-06-22T23:23:00.001+09:002014-06-22T23:23:46.536+09:00Primeros libros para la bibliotecaDespués de la muerte de Wins Caballero y de nuestro amado padre la casa en la que crecimos mi hermana y yo quedó vacía, con un destino completamente incierto y legalmente desprotegida. <div>Afortunadamente mi hermano ha podido arreglar su situación jurídica y por otra parte, el sueño de Wins Caballero de convertir su cuarto en una biblioteca se va volviendo realidad. </div><div>Pues resulta que un par de amigos quienes desde hace varios años iniciaron un proyecto de fomento a la lectura aceptaron establecerse en la casa de Wins Caballero y así concretizar una nueva etapa para ellos: la formación de una biblioteca popular cuyos temas centrales serán la diversidad cultural y la cultura de paz.</div><div>La idea más que gustarme me hace sentir como si los huesos que había perdido con la muerte de Wins y papá regresaran a mi cuerpo, y una vez más me dieran forma y sostén. </div><div><br></div><div>Todos los días pienso en Wins y en lo aburrido que me parecen muchas cosas sin la opinión de ella. No importa encontrar un buen libro ya porque ya no está a quién contárselo. No hay quien entienda el significado de encontrar un buen libro. </div><div>Sin embargo entro en una pesada encrucijada porque los buenos libros siguen apareciendo. </div><div>Quizás ahora que la biblioteca empiece a tomar forma le pueda presentar a Wins los buenos libros que vaya encontrando aún después de su partida. </div><div><br></div><div>La tarde de hoy he "asaltado" la librería Narnia en compañía de Capuccino. Aunque buscaba "El ninja rojo" no lo pude comprar porque estaba agotado. Había decidido salir con un buen libro así que me puse a leer varios. Al final me decidí por estos tres títulos. Serán los primeros libros que envíe a la biblioteca. </div><div><div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJzD1cqkX4Ibwo78_lxozrCRouWoK9pUBS1A5ThMC7p3LI9KPL3zNymS4mHyD_vfueVJoGDoiPOr4xUuRVaBfCADIELpVsft0G1VQWWVszuHWwJXRgsm1h9z8GY_SQve9p3ElrgGrRyaY/s640/blogger-image--2119697349.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJzD1cqkX4Ibwo78_lxozrCRouWoK9pUBS1A5ThMC7p3LI9KPL3zNymS4mHyD_vfueVJoGDoiPOr4xUuRVaBfCADIELpVsft0G1VQWWVszuHWwJXRgsm1h9z8GY_SQve9p3ElrgGrRyaY/s640/blogger-image--2119697349.jpg"></a></div><br></div>Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0田端1丁目27 2735.736866 139.761512tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-83563924339508271752014-06-09T10:49:00.000+09:002014-06-09T10:49:45.570+09:00Mi nombre es WinsEl sábado pasado ha sido el cumpleaños de Wins Caballero. En su honor, con la ayuda de Chibinekomancer hemos hecho un sitio ( <a href="http://ceciliacaballero.com/">http://ceciliacaballero.com</a>) para recordarla. Escrito en primera persona, como si yo fuera Wins, hablo de los gustos personales de mi hermana y sobre algunas anécdotas de su vida. También he publicado algunos de sus dibujos. Con el tiempo espero que podamos seguir enriqueciendo el sitio para que se acerque más a lo que fue Wins —para mí—: creatividad y arte.<br />
Wins fue una literata en ciernes que por largos años escribió mucho. De hecho, escribió desde niña, y escribió como un pasatiempo, como quien ve la TV la tarde de un domingo, sin pretender más, con el mero objeto de divertirse.<br />
Sus historias, lamentablemente, muchas de ellas sin fin, se han quedado en la oscuridad de su habitación, entre el polvo y la tristeza, ingenuas esperado a que su creadora vuelva a dialogar con ellas.<br />
Como su hermana y amiga he tenido que pensar mucho sobre el fin de sus pertenencias personales. Si bien cosas materiales, ropa, zapatos, muebles, se pueden vender o regalar, no sucede lo mismo con sus dibujos y escritos. Sin pensármelo dos veces, he decidido quedarme con sus dibujos y empezar a decorar las paredes de mi cuarto con sus creaciones. Sin embargo, ¿qué hacer con sus novelas en las que Wins dejó un pedazo de su alma?<br />
Virginia Woolf asesinó a Septimus, salvado así a Clarissa Dalloway, personaje principal de una de las obras más prestigiadas de la escritora. ¿Pero por qué debe morir alguien? —preguntó Leonard a su esposa.<br />
Por contraste —fue la respuesta.<br />
El autor de la vida de Wins decidió que era mejor asesinar al personaje principal y acabar la novela de manera abrupta, mostrándome que la vida no era como la había vivido. Donde se ríe y se vive, también se llora y con amargura. También se pudre y se muere. Para apreciar la vida hace falta la muerte. Ese era el contraste de Virginia Woolf, que aprendió por primera vez con la muerte de su madre, luego, con la muerte de Vanessa, su hermanastra que fuera para ella su segunda madre. Y después con la muerte de Tobby, su hermano.<br />
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Quizás por contraste también, aunque la autora muera, sus palabras tendrán que vivir.<br />
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"Feliz cumpleaños, Jake Peter"Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-68394921155822837792007-04-15T15:43:00.000+09:002014-06-07T13:20:19.718+09:00Hablando de primeros librosDefinitivo, si hago memoria, los primeros libros que robaron mi atención fueron los cuentos. Mamá tenía un gordo libro verde, de muy pocas ilustraciones por cierto, de cuentos de los hermanos Grimm. Fue mi fascinación.<br />
Otros libros importantes en mi vida, o que fueron esos "primeros libros", fueron una serie de libros de fabulas, leyendas y cuentos, que todavía están en mi librero, aunque ya no están todos los tomos. Me fascinaban. Las fabulas son de Le Fontaine (no sé si lo escribí bien), y los cuentos así como las leyendas eran de todas partes del mundo. Mis favoritos eran los cuentos escandinavos o la parte norte de Europa, y las leyendas de México. Esto es en cuanto a mi niñez.<br />
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Para cuando llegué a mi 1.70 de estatura, que fue a los 13 o 14 años, mi madre, una literata en ciernes y que ahí se quedó, para aquel entonces deshizo su biblioteca personal y me regaló algunos de sus libros. Así que empecé a leer a Emma Godoy y su libro "¿La mera verdad o puros cuentos?"; que consistía en una serie de relatos ocurridos en México. Sinceramente, yo no los comprendía bien, y hacer lectura de ese libro me llenaba de misticismo la imaginación. Otro que me regaló mi madre, y que hasta la fecha sigo sin entender es uno que se llama "Yo estoy bien y tú eres una porquería". Por cierto, ignoro por qué una madre regalaría libros así a su hija adolescente, ¿no hubiera sido más adecuado algo estilo Carlos Cuauthemoc Sánchez? En fin, rarezas de una madre.Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4368587673528605254.post-3993609228812451122014-05-21T11:42:00.001+09:002014-05-21T11:43:47.316+09:00Inglés obligatorio<i><span style="font-family: inherit;">El niño Carlos termina por enamorarse de la mamá de su mejor amigo. De un momento a otro explota y decide declararle su amor. Mariana, la mamá de su mejor amigo, lo ve con ternura, le explica que lo suyo es imposible... pero la situación no terminará ahí. Todos se enteran de lo sucedido, y los papás de Carlitos deciden mandarlo con el especialista.</span></i><br />
<i><span style="font-family: inherit;">"Las batallas en el desierto" de José Emilio Pacheco, un libro que todos los mexicanos debemos leer, en mi opinión. Sencillo pero hilarante y nostálgico. </span></i><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="letter-spacing: 0px;"><br /></span>
<span style="letter-spacing: 0px;">El psiquiatra me interrogó y apuntó cuanto le decía en unas hojas amarillas rayadas. No supe contestar. Yo ignoraba el vocabulario de su oficio y no hubo ninguna comunicación posible. Nunca me había imaginado las cosas que me preguntó acerca de mi madre y mis hermanas. Después me hicieron dibujar a cada miembro de la familia y pintar árboles y casas. Más tarde me examinaron con la prueba de Rorschach (¿Habrá alguien que no vea monstruos en las manchas de tinta?), con números, figuras geométricas y frases que yo debía completar. Eran tan bobas como mis respuestas.</span><span style="letter-spacing: 0px;"> </span></span><br />
<span style="font-family: inherit; letter-spacing: 0.0px;">“Mi mayor placer”: Subirme a los árboles y escalar las fachadas de las casas antiguas, la nieve de limón, los días de lluvia, las películas de aventuras, las novelas de Salgari. O no: más bien quedarme en cama despierto. Pero mi padre me levanta a las seis y media para que haga ejercicio, inclusive sábados y domingos. </span><br />
<span style="font-family: inherit; letter-spacing: 0.0px;">“Lo que más odio”: La crueldad con la gente y con los animales, la violencia, los gritos, la presunción, los abusos de los hermanos mayores, la aritmética, que haya quienes no tiene para comer mientras otros se quedan con todo; encontrar dientes de ajo en el arroz o en los guisados; que poden los árboles o los destruyan; ver que tiren el pan a la basura. </span><br />
<span style="font-family: inherit; letter-spacing: 0.0px;">La muchacha que me hizo las últimas pruebas conversó delante de mí con el otro. Hablaron como si yo fuera un mueble. </span><br />
<span style="font-family: inherit; letter-spacing: 0.0px;">—Es un problema edípico clarísimo, doctor. El niño tiene una inteligencia muy por debajo de lo normal. Está sobreprotegido y es sumiso. Madre castrante, tal vez escena primaria: fue a ver a esa señora a sabiendas de que podría encontrarla con su amante.</span><br />
<span style="font-family: inherit; letter-spacing: 0.0px;">—Discúlpeme, Elisita, pero creo todo lo contrario: el chico es listísimo y extraordinariamente precoz, tanto que a los quince años podría convertirse en un perfecto idiota. La conducta atípica se debe a que padre desprotección, rigor excesivo de ambos progenitores, agudos sentimientos de inferioridad: Es, no lo olvide, de muy corta estatura para su edad y resulta el último de los hermanos varones. Fíjese cómo se identifica con las víctimas, con los animales y los árboles que no pueden defenderse. Anda en busca del afecto que no encuentra en la constelación familiar. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit; letter-spacing: 0px;">Me dieron ganas de gritarles: Imbéciles, siquiera pónganse de acuerdo antes de seguir diciendo pendejadas en un lenguaje que ni ustedes mismos entienden. ¿Por qué tienen que pegarle etiquetas a todo? ¿Por qué no se dan cuenta de que uno simplemente se enamora de alguien? ¿Ustedes nunca se han enamorado de nadie? Pero el tipo vino hacia mí y dijo: Ya puedes irte, mano. Enviaremos el resultado de los tests a tu papi.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="letter-spacing: 0px;"><br /></span>
<span style="letter-spacing: 0px;"><b>"Las batallas en el desierto"</b></span></span><br />
<span style="font-family: inherit; letter-spacing: 0px;">José Emilio Pacheco</span><br />
<span style="font-family: inherit; letter-spacing: 0px;">Ediciones Era, 2011</span><br />
<span style="font-family: inherit; letter-spacing: 0px;">México, D.F.</span>Minako Readmanhttp://www.blogger.com/profile/16966559309723668968noreply@blogger.com0