martes, 19 de junio de 2007

Star Wars: Shadows of the Empire

Star Wars, una de las series más populares respecto a ciencia ficción en las últimas décadas. Pero a quien le importa! Hace poco tuve la oportunidad de leer el libro. Este está basado en la serie pero tiene una historia original. Se encuentra entre la primera y segunda película, cuando Han Solo ha sido capturado por el caza recompensas Bobba Fett. Leia, Luke y los demás intenta rescatarlo buscando pistas de dónde se encuentra.

Así es como inicia la historia, mas lo mas interesante es cuando entra en la ecuación un personaje llamado Xizor que es el jefe de una organización criminal. Un personaje muy misterioso e inteligente que hace que la historia tome giros inesperados. El libro en si es divertido como buen libro de ciencia ficción. No es difícil y no tiene su falta de momentos románticos y de acción. Si he de decir que valdría la pena del libro, es conocer el personaje Xizor!

Los pasillos protegidos del núcleo del Centro Imperial sólo podían ser utilizados por quienes contaran con las identificaciones adecuadas, y se suponía que el derecho de admisión estaba severamente restringido y defendido con todos los medios posibles. Esos pasillos eran espaciosos y muy bien iluminados, y estaban adornados con extraños especímenes botánicos, como higueras cantoras y rosas de jade, y solían ser patrullados por halcones-murciélago que se alimentaban de las orugas de las rocas que a veces infestaban los muros de granito.

Aquellos pasillos habían sido diseñados para que sirvieran como caminos en los que los ricos y los famosos podían pasear tranquilamente sin ser molestados por el populacho.

Pero mientras Xizor caminaba por uno de esos senderos protegidos, con sus cuatro guardaespaldas precediéndole o yendo detrás de él, un intruso apareció ante ellos y abrió fuego contra el Príncipe Oscuro con un desintegrador.

Uno de los dos guardaespaldas que abrían la marcha recibió un impacto directo en el pecho. El haz de energía atravesó la coraza oculta que llevaba debajo de la ropa y lo derribó. Xizor vio que la herida del pecho humeaba mientras el guardia gemía y rodaba por el suelo hasta quedar inmóvil sobre la espalda.

El segundo guardia devolvió el fuego y, ya fuese por habilidad o por pura suerte, consiguió que su disparo diera en el desintegrador que empuñaba el asesino y se lo arrancara de la mano. La amenaza había desaparecido.

El atacante aulló y se lanzó sobre Xizor y los guardias restantes, con las manos desnudas

alzadas delante de él.

Xizor, sintiéndose cada vez más intrigado, siguió su carga con los ojos. El asesino era alto y muy corpulento, más que cualquiera de los guardias y mucho más que Xizor. Tenía la constitución de un levantador de pesos en alta gravedad, y el que estuviera dispuesto a atacar a tres hombres armados sin tener ningún arma indicaba un obvio estado de enloquecimiento y una total ausencia de control racional.

Qué interesante.

—No disparéis —dijo Xizor.

El hombre estaba a sólo veinte metros de ellos, y se aproximaba muy deprisa.

El Príncipe Oscuro se permitió una de sus casi imperceptibles sonrisas.

—No hagáis nada —dijo—. Es mío.

Los tres guardaespaldas enfundaron sus desintegradores y se hicieron a un lado. Llevaban el tiempo suficiente con Xizor para saber que nunca debían cuestionar sus órdenes. Quienes lo hacían acababan como el guardia todavía humeante que yacía sobre las relucientes losas de mármol del suelo.

El asesino prosiguió su carrera, lanzando gritos incoherentes.

Xizor esperó. Cuando el hombre ya casi estaba encima de él, el Príncipe Oscuro giró ágilmente sobre los dedos de sus pies y dejó caer la palma de su mano sobre la nuca del hombre mientras éste pasaba corriendo junto a él. El impulso extra añadido por el golpe bastó para desequilibrar al enfurecido atacante, haciendo que tropezara y cayera. El hombre consiguió convertir la caída en una torpe voltereta sobre el hombro. Después se levantó, giró sobre sus talones y se encaró con Xizor. Parecía haber decidido ser un poco más cauteloso. El hombre volvió a avanzar, esta vez más lentamente y con los puños apretados delante de él.

—¿Cuál es el problema, ciudadano? —preguntó Xizor.

—¡Asqueroso asesino! ¡Alimaña viscosa!

El hombre se acercó un poco más y lanzó un puñetazo contra la cabeza de Xizor. Si el golpe hubiera llegado a su objetivo, habría roto algún hueso. Xizor se agachó y lo esquivó, pateando al atacante en el estómago con la puntera de su bota derecha mediante el mismo movimiento y dejándole sin respiración.

El atacante retrocedió unos cuantos pasos, tambaleándose e intentando recuperar el aliento.

—¿Nos conocemos? Tengo una memoria excelente para las caras, y no recuerdo la tuya. Xizor vio que tenía una motita de polvo en el hombro de su chaqueta y se la quitó con la mano.

—Tú mataste a mi padre. ¿Te has olvidado de Colby Hoff?

El hombre volvió a lanzarse a la carga, agitando frenéticamente los puños de un lado a otro. Xizor se hizo a un lado y, casi sin mirar, descargó su puño sobre la cabeza del hombre en un impacto tan potente como el de un martillo. El atacante volvió a caer al suelo.

—Te equivocas, Hoff. Que yo recuerde, tu padre se suicidó. Se metió el cañón de un desintegrador en la boca y se voló toda la parte de atrás de la cabeza, ¿no? Muy poco elegante, desde luego...

Hoff se levantó del suelo, y su rabia volvió a impulsarlo hacia Xizor.

Xizor dio un veloz paso hacia la derecha para esquivar su acometida y hundió el tacón de su bota izquierda en la rodilla izquierda de Hoff. Un instante después oyó cómo la articulación se rompía con un chasquido húmedo cuando el golpe dio en el objetivo.

Hoff cayó al suelo. Su pierna izquierda ya no era capaz de sostener su peso.

—¡Tú arruinaste a mi padre! —gritó mientras intentaba levantarse apoyándose en la otra rodilla.

—Éramos dos hombres de negocios que competían entre sí —dijo Xizor sin inmutarse—. Él se lo jugó todo basándose en la convicción de que era más inteligente que yo. Un error realmente muy estúpido... Si no puedes permitirte perder, no deberías jugar.

—¡Voy a matarte!

—No lo creo —dijo Xizor. Se colocó detrás del herido, moviéndose muy deprisa para alguien de su tamaño, y agarró la cabeza de Hoff con ambas manos—. Quizá no lo sabías, pero debes comprender que enfrentarse a Xizor significa ser derrotado. Cualquier persona mínimamente razonable te dirá que tratar de atacarme también puede ser considerado como un suicidio. Y después de haber pronunciado esas palabras, Xizor hizo girar la cabeza de Hoff entre sus manos con un salvaje tirón.

El chasquido de las vértebras resonó de forma claramente audible por todo el pasillo.

—Sacad esto de aquí —dijo Xizor, volviéndose hacia sus guardias—. Ah, e informad a las autoridades del destino sufrido por este pobre joven.

Bajó la mirada hacia el cadáver. No sentía ningún remordimiento. Era como haber pisado a una cucaracha. Aquello no significaba absolutamente nada para él.

viernes, 15 de junio de 2007

El padre de Steve

Después de estar leyendo algo denso como son los libros de Virginia Woolf me empiezo a dar un breack con libritos light como son estos que Wins descubrió en Gigante: los Resident Evil. Si hay algo que me guste muchísimo a parte de los libros, son los videojuegos. Qué mejor combinación que un libro que hable de un buen videojuego. La lectura es sumamente fácil, y es solo para pasar el rato...
El siguiente fragmento lo tomé de Resident Evil: Código Verónica. La traducción viene en ese españolao idioma de España, así que esas palabras raras (que uno entiende más en inglés) son comunes.

Se quedaron sentados un rato. Cuando él pudo hablar le contó parte de ello, con los brazos alrededor de las rodillas y la cabeza agachada. Le habló de su padre, que había trabajado para Umbrella como conductor de camiones, a quien habían sorprendido intentando robar una formula de uno de sus laboratorios. Le habló de su madre, a quien un trío de soldados de Umbrella había matado a tiros en su propia casa, tumbada y ahogada en su sangre, agonizando sobre el suelo del salón cuando Steve llegó a casa del colegio. Los hombres se los habían llevado, se habían llevado a Steve y a su padrea Rockfort.

La ruta interior

La ruta interior es uno de los libros que actualmente estoy leyendo, el cual, gracias a mi madre fue el primero de la larga fila de libro sque tengo para leer. Hermann Hesse cautiva con sus formas de describir los sentimientos y más creo, los de un hombre. Es por eso que he puesto este fragmento de lo que llevo, el cual me da risa, ya que es un momento que tal vez pasa a a menudo en algunos de nosotros.

"...Estaba acurrucado en un banco y a punto de dormirse, cuando le despertó un paso elástico y firme. Una mujer, una muchacha, con un vestido muy corto del que salían unas piernas hermosas cubiertas por delgadas medias caladas y calzada con altas botas rojizas, pasó rápidamente a su lado, con vigorosos y rítmicos pasos, erguida y soberbia, elegante, orgullosa, con un rostro frío, de labios muy pintados y un alto y tupido peinado de luminoso amarillo metálico. Su mirada le rozó por un instante, segura y tasadora como las del portero y del ascensorista del hotel y continuo indiferente su camino.

Sin duda tiene razón, pensé Klein, no soy un hombre al que se presta atención. Una mujer así no mira a un tipo como yo. Sin embargo, la brevedad y frialdad de su mirada le hirió secretamente, se sintió juzgado y desdeñado por alguien que solo advertía lo superficial y exterior de su persona y desde las profundidades de su persona surgieron espinas y armas para defenderse de ella. Olvidó en el

acto que su fino y animado zapato, su paso elástico y seguro, su pierna ajustada en la delgada media de seda le habían atraído y gustado durante un momento. Se había esfumado el crujir, de su vestido y el sutil perfume que evocaba su cabello y su piel y pisoteado y destruido el hermoso y dulce soplo de sexualidad y amor que le había rozado. En cambio se agolpaban de nuevo los recuerdos. ¡Cuántas veces había visto criaturas así, muchachas jóvenes, seguras y arrogantes, así fueran prostitutas o vanidosas damas de sociedad; cuántas veces se había sentido indignado por su desvergonzada provocación, irritado por su seguridad, asqueado por su fría y trivial ostentación! ¡Cuantas veces, en excursiones o restaurantes urbanos había compartido con entusiasmo la indignación de su esposa por tales criaturas desprovistas de femineidad y recato!

Estiro las piernas malhumorado. ¡Esa mujer le había echado a perder su buen humor! ¡Se sentía indignado, irritado, ofendido; sabía que si volvía a pasar aquella de los cabellos amarillos y le miraba de nuevo, él enrojecería y se sentiría ridículo e inferior con su traje, su sombrero, sus zapatos, su rostro, su cabello y su barba! ¡Al diablo! ¡Si sus cabellos amarillos eran un escándalo! Eran falsos, cabellos así no existían. y además, estaba pintada. ¡Cómo podía un ser humano prestarse a pintar así sus labios! Cosas de negros; gente como esa caminaba como si el mundo le perteneciera; poseían el porte, la seguridad, la insolencia. y destruían la alegría de las personas decentes."

jueves, 7 de junio de 2007

Lolita

Lolita es un libro considerado importante en la literatura, sin embargo yo no soy un hombre culto y solo diré mis opiniones al respecto.
Si bien, mi primera impresión es de un libro difícil de leer. No digo que sea complicado, simplemente es romántico en su forma de narrar. Para aquellos que les gusta la poesía creo que este libro les fascinará. Desafortunadamente no soy uno de ellos!
Aún asi disfruté el libro, especialmente en el inicio y al final. Mas que nada fué porque la primera parte del libro es como si fuera una historia de amor doloroso e imposible, con un toque de erotismo (ok, mucho erotismo!).
Realmente me sorprendió el estilo del autor. Si bien, no habia conocido otro que manejara el lenguaje tan complicadamente. Tanto asi que tengo curiosidad de leer el libro en español para ver como tradujieron ciertas frases de él.
Algo que seguro notaran los que tomen este libro, es que tiene muchas partes en francés, que desafortunadamente no venian traducidas. No estoy hablando de párrafos completos, sino frases entre líneas que supongo son expresiones del personaje de origen europeo. Esto si hizo un poco misterioso y molesto el leer, como si fueran baches en la calle.
Una cosa que si me desagradó fue la narrativa unilateral. Todo el libro se enfoca en solo un punto de vista, dado que es como un tipo de diario. Normalmente esto no sería problema, pero personalmente me quedé con ganas de conocer un poco mas del punto de vista de LO como personaje. Quizás fue intención del autor esconder eso, para demostrar cierta frustración, que si fuese así, logró muy bien.
Me gustaría compartir opiniones respecto a esta obra literaria, porque la verdad es un buen libro aun con este tipo de detalles. Si he de decir una opinión es 'tomate el tiempo de leerlo sin prisas'. Es uno de esos libros que no es para acelerar la historia sino para absorber el momento que describe. Desde esos coqueteos indirectos, hasta las frustraciones de un hombre enamorado.
Como final, he de mencionar que me hizo pensar como el hombre expresa sus sentimientos. Aún si todo lo que sentía era bueno, sus acciones no fueron las mejores para demostrarlo. Acaso será parte de la genetica?

Chibineko

viernes, 1 de junio de 2007

Séptimus

La segunda novela que leo de Virginia Woolf, La señora Dalloway, la cual la encuentro sumamente hermosa. Me deleita su peculiar forma de abordar los pensamientos y la maravillosa manera que encuentra para hilvanar personajes. Uno cuando lee, siempre se puede encontrar frases interesantes como la que he transcrito. Séptimus es un ex-combatiente de la guerra, en una templada y agradable mañana va caminando al lado de su esposa. En el camino, primero se topan con un accidente de carros, y todos creen que los involucrados son alguien de la realeza. Siguen caminando, y se topan con el "viejo gris", con otros personajes pintorescos de Londres, y por supuesto, muy sutilmente con la Sra. Dalloway. ¿Su destino? Visitar un doctor. Séptimus está al borde de la locura..., habla con su viejo amigo, muerto en la guerra, y vio una cabeza que le dijo "un secreteo revelador". Sin duda, Virginia sabía bien de lo que escribía.


"Tropiece uno una vez, escribió Séptimus en el dorso de una tarjeta postal, y la naturaleza humana lo perseguirá."

Lectores